La vida es como una huerta en donde las semillas que siembras, recoges. Siembras alegría y recoges felicidad, siembras perdón y recoges paz, siembras afecto y recoges amor, siembras abundancia y recoges prosperidad, siembras humildad y recoges respeto, siembras verdad y recoges libertad.
Lo que ocurre es que dentro de esta huerta existe un lado opuesto, las malas hierbas, el cual tiene como función el detener, obstaculizar, impedir, frenar y a veces asesinar el proceso de gestación de cada una de estas semillas.
Sin embargo, no sin antes agradecer por todos los aprendizajes que estas emociones te permitieron experimentar en tu propia evolución ya que, así como las malas hierbas, estas también tuvieron su función positiva.
Así como el granjero tiene sus herramientas para manejar las malas hierbas, tú debes tener las tuyas. Ponte el sombrero, ponte tus botas, coge tu azadón y comienza a cuidar tus semillas.